
En la Iglesia Bautista Resurrección de Kissimmee, afirmamos con alegría las verdades de la fe cristiana. Formamos parte de la Convención Bautista del Sur.
Somos una familia de creyentes en Kissimmee, Florida, unidos por nuestro amor a Jesucristo y nuestro deseo de dar a conocer su nombre en nuestra comunidad y en todo el mundo.

Dios
Creemos en un solo Dios eterno que existe en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo; cada una plena e igualmente divina. Él es el Creador, Sustentador y Soberano de todas las cosas.
Jesucristo
Creemos que Jesucristo es el Hijo de Dios, plenamente Dios y plenamente hombre. Vivió una vida sin pecado, murió en la cruz por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día. Mediante su muerte y resurrección, recibimos el perdón, la vida nueva y la esperanza eterna.
El Espíritu Santo
Creemos que el Espíritu Santo mora en cada creyente, capacitándonos para vivir con fidelidad, guiándonos a la verdad y produciendo crecimiento y fruto espiritual en nuestras vidas.

Creemos que la salvación es por gracia solamente, por medio de la fe solamente, en Cristo solamente. Es un regalo gratuito de Dios que no puede ganarse por obras, sino que debe recibirse por medio del arrepentimiento y la fe en Jesucristo como Señor y Salvador.

Creemos que la iglesia local es un cuerpo de creyentes bautizados, unidos por la fe y el amor, comprometidos a adorar a Dios, crecer en Su Palabra, servir a los demás y compartir el evangelio. Como parte de la Convención Bautista del Sur, cooperamos con gozo con otras iglesias para llevar las buenas nuevas de Jesús a Kissimmee, a toda Florida y al mundo entero.

Creemos que el bautismo por inmersión es un testimonio público de fe en Jesucristo y un acto de obediencia después de la salvación.
La Cena del Señor es un acto simbólico de recordación, celebrando el sacrificio de Cristo y proclamando Su regreso.

Creemos que Dios nos ha llamado a vivir en misión cada día, compartiendo el amor, la verdad y la esperanza de Jesucristo en nuestras familias, vecindarios y naciones.
Nuestro deseo es ver vidas transformadas, comunidades restauradas y a Dios glorificado en todo lo que hacemos.
Estamos comprometidos a llevar la Palabra de Dios a todas las naciones y hacer discípulos de Jesucristo, tal como Él nos mandó en la Gran Comisión (Mateo 28:19–20).
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